FRASES PARA REFLEXIONAR

"Los escritores somos seres heridos. Por eso creamos otra realidad". Paul Auster



lunes, 20 de junio de 2022

 

BASES Y FALLO DEL IV CONCURSO DE RELATOS DE 1º ESO


El IES José María Infantes de Utrera convoca el IV Concurso de Relatos de 1º ESO para el que habrá que acogerse a las siguientes bases:


  1. El plazo de admisión de trabajos se abre el viernes 3 de junio y se cierra el viernes 10 de junio de 2022.

  2. Podrán participar de forma voluntaria todos los alumnos y todas las alumnas que durante este año académico hayan cursado 1º ESO en los grupos 1º ESO A y 1º ESO B.

  3. El tema del relato (fantástico, histórico, policíaco, suspense, aventuras, ciencia ficción) será libre y podrá ajustarse a cualquiera de los subgéneros narrativos breves o de extensión intermedia que hemos estudiado durante el curso: cuento, biografía, diario, relato, leyenda, mito.

  4. El argumento deberá ser ficticio. Es decir, no puede ser una historia que haya sucedido en la realidad, sino inventado.

  5. La estructura deberá responder a los criterios de planteamiento, nudo y desenlace.

  6. El narrador puede ser externo omnisciente o interno protagonista, pero no se podrán mezclar los dos tipos de narradores.

  7. Tendrá que contener personajes principales y secundarios; protagonista/s, antagonista; redondos, planos y arquetipos.

  8. El espacio narrativo puede ser real o imaginario. Si es real podemos referirnos a un lugar por su nombre o referirnos a ese lugar por alguno de sus monumentos representativos (por ejemplo: “estaba sentado en una terraza mirando La Alhambra”). Si se elige un espacio imaginario puede ser un lugar inexistente para el que se invente un nombre y que tenga los elementos propios de ese tipo de espacios (Por ejemplo: “Bocones era una población costera pequeña, con su ermita de la Virgen en lo alto de una peña, en cuya ladera se distinguían los pinos. El puerto pesquero estaba compuesto por dos diques de piedra ostionera que trazaban un codo y lo protegían del oleaje del océano. La plaza principal, donde estaba el Ayuntamiento, las sucursales bancarias y los comercios más antiguos, estaba cerca de la ría por la que llegaban las barcas cargadas de pescado cada mañana. (…)”). También se puede optar por un espacio imaginario fantástico en el que se incluyan elementos mágicos, increíbles, sorprendentes (como el sauce boxeador de Hogwart, el bosque prohibido, las escaleras de la escuela que cambian de dirección a voluntad, la convivencia natural con los fantasmas, etc.)

  9. Tanto los personajes como los espacios han de ser descritos. Los personajes redondos a través de la técnica del retrato, los planos solo por sus rasgos físicos. El espacio a través de la técnica de la descripción dinámica incluyendo marcas espaciales.

  10. Se deben introducir marcas temporales que den la sensación del transcurso del tiempo.

  11. Los relatos se podrán presentar manuscritos o a ordenador. Si se opta por presentarlos a ordenador habrán de presentarse justificado (mismos márgenes a izquierda y derecha), con letra Times New Roman n.º 12, escritos por una sola cara. Si se presentan manuscritos podrán ser entregados en clase durante el periodo de admisión de relatos. Si se presentan a ordenador, se enviarán dentro del plazo de admisión a la siguiente dirección de correo electrónico elatrapatalentos@gmail.com.

  12. La extensión de los relatos no deberá ser inferior a tres folios ni superior a 12.

  13. Todos los relatos serán individuales, deberán tener un título e ir firmados con nombres y apellidos de cada concursante.

  14. El fallo del jurado se dará a conocer antes del 17 de junio y se otorgorá un primer premio, un segundo y un tercer premio, que consistirán en la edición de los tres relatos seleccionados y la suma de dos puntos en la calificación final de la evaluación ordinaria para el primer premio y de un punto para el segundo y tercer premio.

  15. La presentación de relatos al concurso supone la aceptación de todas estas bases.

     

    FALLO DEL JURADO:

    El jurado debidamente constituido e integrado por los profesores y profesoras del departamento de Lengua y Literatura del IES José María Infantes de Utrera resuelven conceder los premios del IV Consurso de Relatos de 1º ESO del IES José María Infantes del curso 2022-23 a los/las siguientes concursantes:

    PREMIO 1º: para doña María Mercedes Limones Zarco de 1º ESO B por su relato Masqueunapintura.

    PREMIO 2º: Ex equo para doña Julia Pachón Durán de 1º ESO A por su relato La ventana de Gala y doña Marta Muñoz Ávila de 1º ESO A por su relato Ser nueva no está tan mal.

    PREMIO 3º: para don Rodrigo Rodríguez Martín de 1º ESO B por su relato El poder de la valentía.

     

    Agradecemos la participación de los/las otros/as concursantes a quienes nos gustaría mencionar:

    Aarón Paredes Morales.

    Miguel Valiente Paz.

    Nuria Claudia Papara Sali.

    Jesús Rivas Duque de Estrada. 

    Alexia Bruque Blanco.

    David Ariza Chavero.

     

    A continuación les dejamos los relatos ganadores para que puedan disfrutar de ellos.

     

    PRIMER PREMIO

     

    Masqueunapintura


    Una nueva etapa estaba a punto de comenzar cuando contaba los últimos días de verano. Estaba impaciente por conocer a mis nuevos profesores y compañeros. Al fin llegó el día de visitar mi próximo colegio, ¡mi primer día de clase, mi primer día en la ESO. La ilusión y los nervios apenas me habían dejado dormir la noche anterior. En la entrada había una gran escultura que representaba el Patio de los leones de Granada.

    Al entrar todo me parecía grande y espectacular. En mi cabeza me había forjado toda clase de ideas sobre el instituto, pues eran muchos los comentarios que se hacían sobre él. Habíamos pasado una pandemia y no habíamos podido asistir desde mi antiguo colegio de primaria a la excursión que normalmente se hace para el tránsito. Sin duda, mi primera impresión había superado todas mis expectativas sobre aquel lugar que desde ese momento y por unos años sería el lugar donde iba a vivir muchas experiencias ¡o al menos eso me decían los mayores! Era un lugar cálido lleno de pintorescos cuadros de distintas dimensiones y colores. Todas las aulas estaban decoradas por obras muy reconocidas y cada una de ellas dedicada a un pintor en concreto. Sin lugar a dudas uno de los institutos más bonitos que había visto, el museo del que todos hablaban.

    Tenía un patio enorme con una pista de fútbol y otra de baloncesto. Ya imaginaba los paseos y conversaciones que tendría con mis nuevos compañeros en las horas de recreo. Justo detrás de las pistas había un rincón con un pequeño árbol y unos bancos de color blanco que daban a las puertas del gimnasio: un lugar muy amplio con un techo alto, que en su interior contenía un pequeño almacén con las colchonetas, cuerdas, balones y otros útiles más que serían los que utilizaríamos en las clases de Educación Física.

    La entrada principal del gimnasio daba al patio de primero de la ESO situado justo al lado de las pistas. Este patio tenía una fuente y unos enormes toldos que daban la sombra a unos bancos entre los despachos de la directora y la jefa de estudios, y un césped de color verde intenso en el cual había plantados árboles y un poco más adelante de la mitad del césped, se encontraban diferentes esculturas, entre ellas un toro.

    En la parte trasera del edificio estaba el patio de tercero y cuarto de la ESO con dos mesas para jugar al ping pong. Y muchas partes llenas de plantas, árboles y arbustos con una pequeña rampa que lleva a la cafetería. Detrás del patio trasero estaba el jardín donde trabajaban los del módulo de jardinería. Eso me dijeron algunos compañeros cuando me vieron sorprendida, pues yo desconocía que en el instituto se impartían clases de Jardinería.


    Llegué a casa muy ilusionada por contar a mis padres y a mi hermanos Ángela y José Juan cómo me había ido. Hablamos de todas las conversaciones posibles: los profesores, los nuevos compañeros, el lugar… Me abordaron con preguntas entre los cuatro, sobre todo las referentes a lo que me había parecido mi primer día y sobre todo insistían en si estaba contenta.


    Todo era perfecto, desde el principio, un cuadro de una grandes dimensiones llamó mi atención, con unos colores llamativos y en él, pintados unas personas, con vestidos muy visualmente atractivos, y que parecían decirme algo. El cuadro estaba pintado en una pared cerca de la entrada. El nombre de la pintura era La Escuela de Atenas. Me parecía fascinante cómo una persona podía transmitir tanto a través de una pintura. Todos los días me quedaba observándola con gran admiración. Un día miré la pintura de una forma diferente, esta vez no me fijé en la imagen en general, sino que me dediqué a observar a cada uno de los personajes interpretados por separado.

    Al principio no vi nada fuera de lo normal, pero algo me hacía mirarlo una y otra vez, siempre que pasaba junto a él, hasta que con el tiempo me di cuenta. ¡Las personas cambiaban de postura cada día! Creía que era imaginación mía pero la curiosidad pudo más, así que empecé a investigar.

    Busqué fotos y vídeos en YouTube pero no encontré nada extraño. Continué así varios días y poco a poco pensé que debía parar mi investigación. Desilusionada me fui a dormir un miércoles por la noche, y cuando parecía que había dormido algo más de cinco minutos me desperté. Estaba sola en casa, pero, sin miedo, salí.

    Hacía un día precioso y la luz que había era cálida y transmitía seguridad debido al anaranjado color del atardecer. Parecía que la ciudad completa estaba dormida y no se escuchaba nada más que un suave y relajado sonido de los papeles arrastrados por el viento. No parecía muy consciente pero mi cuerpo andaba pareciendo tener un destino.

    Crucé una larga calle y cuando me di cuenta estaba sola en el instituto situada de pie justo en frente del cuadro por el que había usado tanto tiempo del día en investigar. En un instante el vello se me puso de punta cuando escuché sonar una melodía. Me resultaba conocida, como si la hubiera escuchado antes pero no logré recordar dónde.

    De pronto las figuras empezaron a moverse, pero esta vez descaradamente dirigiéndose hacia mí. Me puse nerviosa y noté como me temblaban las piernas. De repente, comenzaron a hablar, pero antes de que pudiera entender una sola palabra me desperté de un tirón con las gotas de sudor deslizándose sobre mi rostro.

    Al girar la cabeza vi a mi hermana descansando tranquila como de costumbre, todo seguía igual y no había sido más que un sueño. Miré el reloj y noté que me quedaban todavía cuarenta minutos antes de que sonara la alarma, así que volví a tumbarme y cerré los ojos intentando dormir un poco más antes de tener que despertarme para ir al instituto como todos los días.

    Al despertarme me encontraba cansada y no podía parar de pensar en lo extraño que había sido mi sueño. Me preparé como todos los días y me fui al instituto. Entré y todo parecía normal. No me pude concentrar en toda la mañana y me quedaba observando el cuadro hipnotizada cada vez que pasaba por delante. Bajamos a desayunar a la hora del recreo y estaba impaciente por contarle a mis amigas lo que me había ocurrido. Ellas se sorprendieron cuando terminé de contarles el sueño completo. Me dijeron que me iban a ayudar a investigar. En un momento, la mañana había pasado y sentía que el tiempo transcurría más rápido de lo normal, al llegar a casa y después de almorzar me fui a mi escritorio y me dediqué a hacer la tarea, para al menos tener la sensación de que la tarde me fuera más productiva que la mañana.


    Pasaron los días y ya estábamos a viernes por la tarde cuando escuché mi teléfono sonar. Era mi prima Clara avisando de que debía comprar el regalo de una amiga para su cumpleaños y aprovechando la ocasión la invité a mi casa. Cuando llegó fuimos a merendar a una heladería cerca de mi casa y le conté todo lo que me había pasado los últimos días. Ella también se unió a la investigación. Y por segunda vez mi teléfono comenzó a sonar, aunque esta vez era una de mis amigas. Cuando lo cogí me dijo inmediatamente que había descubierto algo, por lo que decidimos reunirnos todas para hablar sobre lo que habíamos encontrado hasta el momento.

    Fue una gran sorpresa cuando al comparar dos imágenes del cuadro pude ver que la cara de uno de los personajes tenía una expresión diferente y sonreía más de lo normal, a la vez que había cambiado la dirección de su mirada. Esto podría confirmar que mis teorías eran ciertas. Se hizo de noche muy rápido por eso tuvimos que irnos a casa, y decidimos seguir investigando por separado hasta que nos volviésemos a ver el lunes. Hasta entonces estuve muy impaciente y la noche del domingo volví a soñar con el cuadro. Esta vez era diferente: en mi sueño aparecían todas mis amigas junto con mi prima, pero había una persona que no conocía.

    Era una niña de unos 13 años de edad. Era alta y muy delgada, sus ojos eran de color azul ultramar y su nariz pequeña y puntiaguda. Tenía unos pómulos muy marcados y unas mejillas coloradas en las que se situaban unas pecas que pasaban de una mejilla a otra sobre su nariz. Tenía unos preciosos labios carnosos que escondían sus dientes de marfil. Su cabello era rubio y ondulado como las olas del mar al atardecer los cuales se dejaban caer sobre su esbelta espalda. Su piel era clara y tersa.

    En ese momento en el que visualizaba a la niña con asombro, la misma escena del primer sueño se volvió a repetir. Todos los personajes pintados salieron del cuadro y empezaron a hablar en un idioma completamente diferente al mío. Esta vez el personaje al que creía haber visto moverse en las fotos se acercó a mí con mayor interés y me llevó a una sala oscura que parecía ser una cueva.

    En ella solo se podía escuchar unas gotas de agua cayendo desde el techo. En cuanto di el primer paso, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Seguí avanzando a ciegas esperando encontrar una salida. En ese momento en el que no sabía si volvería a ver la luz, un pájaro salió por mi derecha asustándome. De repente las rocas de todos los colores que formaban la cueva empezaron a brillar y los animales más diferentes salieron de sus refugios. Muy impresionada seguí avanzando, hasta llegar a ver los rayos de luz más esperados.

    Cuando me asomé vi un paraíso formado por impresionantes cascadas que caían sobre un lago haciendo un sonido relajante. Animales muy diferentes de los de la vida real, animales mitológicos como dragones, sirenas y hadas, también muchos de ellos eran animales terrestres y acuáticos fusionados. Objetos como libros, cajas… tenían vida propia, podían hablar y algunos tenían alas para volar.

    La magia era la clave en aquel maravilloso lugar. Muchísimas plantas adornaban ese increíble paraíso con menos frutos rosas que amarillos y azules. El cielo era azul con impresionantes nubes de colores muy llamativas. Al anochecer, auroras polares asombraban al ojo que las veía.

    Entonces fue cuando entró mi prima silenciosamente y me extendió la mano mientras comenzaba a sonar la melodía. La acompañé y me llevó nuevamente al instituto, pero esta vez a una gran aula de obras de Leonardo da Vinci como el Hombre de Vitruvio. Allí estaban todas las personas que habían aparecido anteriormente en mi sueño. De pronto, todos los cuadros comenzaron a moverse y a cobrar vida. Todos comenzaron a hablar y a reír sin parar, montando allí una gran fiesta. En ese momento empezó a sonar el desagradable sonido del despertador levantándome para ir al instituto. Una vez más en el patio a la hora de la entrada les conté a mis amigas lo que había soñado. Sus reacciones me fueron inesperadas,y me contaron que ellas habían soñado cosas parecidas.


    Una de mis amigas propuso quedar el fin de semana para dormir y ver si volvíamos a soñar cosas similares. Entonces acordamos quedar en mi casa el sábado. Una vez llegó el sábado por la noche todas mis amigas, mi prima y yo empezamos a bajar los colchones de las habitaciones de la parte de arriba al salón. Colocamos tres colchones uno al lado del otro y tras cenar, nos fuimos a dormir con la incertidumbre de lo que nos depararía esa noche, ¿Coincidirían nuestros sueños? ¿Encontraríamos la respuesta? ¿O todo lo que nos había pasado no era más que una mera cadena de coincidencias?


    Nos costó conciliar el sueño, nuestros cuerpos estaban agitados por la emoción. Cerrar los ojos y dormir fue todo un logro. Sumergidos en la noche el instituto había recobrado vida, los personajes de los cuadros se encontraban junto a nosotras. Esta vez estábamos todas juntas y al fin pude encontrar la respuesta a todo lo que me había inquietado desde el principio. Fueron ellos, aquellos personajes de los cuadros los que nos ayudaron, nos hicieron entender, nos alentaron a pedir respuestas y a preguntar todas nuestras dudas. Una vez acabado el sueño, descubrimos la verdad y es que había sido más que un sueño. Juntas descubrimos que la magia del arte es el entusiasmo con el que lo transmite el pintor y la forma en la que lo recibimos. Pero sobre todo descubrimos que la magia también estaba en nuestra amistad.


    Juntas aprendimos a ver el instituto desde otra perspectiva para así darnos cuenta de que el Arte era mucho más que unas manchas de óleo sobre una pared o un lienzo, y mucho más que una escultura tallada en mármol, o incluso más que unas líneas de carboncillo formando bocetos de las que serían grandes ideas revolucionarias para la historia. El Arte es diverso, se adapta a las características, a los gustos y a la mente de cada una de las personas que le da la oportunidad de entrar en ella. Contemplando aquel espectáculo de líneas, formas y colores, descubrimos que aquel edificio cuidadosamente decorado, nos abría la puerta a tener la experiencia de vivir sueños y de despertar a una creatividad que, a veces, ni siquiera nos damos cuenta de que tenemos.


    El Arte es libre y permite a nuestras mentes soñar.


    María Mercedes Limones Zarco. 1º ESO B

 

SEGUNDO PREMIO: 

 

La ventana de Gala


La mañana lucía espléndida, soleada, maravillosa, bonita.


Por la ventana entraba una suave brisa que movía los blancos y hermosos visillos que estaban
bordados muy cuidadosamente.


Los había hecho Gala.


La habitación era pequeña y se había inundado de un aroma fresco y los olores se mezclaban.
El olor a flores que había en la mesita de noche, el suave perfume de Gala y el olor a mar.
Gala solía perfumarse con aromas de azahar, el olor a mar se había traspasado todos y cada
uno de los poros de su piel.

Su cuerpo estaba entre las frescas sábanas blancas y su pelo rubio y rizado caía a la derecha de la cama, parecía una diosa. La bella joven dormía profundamente, sin embargo, Perico, el gallo del lugar, cumplía su labor como todos los días y pese a que estaba acostumbrada a oírlo todos los días, aquel día la había despertado de forma repentina de su sueño profundo. Gala lucía preciosa, había dormido muy bien y su blanca piel lucía radiante.

De repente, Gala sintió una sensación agradable que la hizo levantarse de la cama de forma
instintiva, miró por la ventana.

A lo lejos, vio un barco velero que desplegaba sus velas y que se movía para tomar rumbo al
interior del mar, que ese día parecía especialmente calmado y azul. Mar y cielo se confundían.
Una imagen, llamó la atención de Gala y se quedó en su retina como si fuese una película del
cine, cuando vio partir al barco. Un frío muy intenso se quedó en su cuerpo y lo peor, ese frío
también se quedó en su alma.

De pronto, Gala, se quitó de la ventana, se sentó en su mecedora y comenzó a tejer.
Todo lo que la rodeaba, sillas, mecedoras, su cama, su armario, sus cuadros, etc, comenzaron
a hacerse más pequeños, la lámpara que colgaba del techo, extendieron sus brazos como si
fueran tentáculos de un gran pulpo para atraparla.

Gala tenía mucho miedo, no se podía mover, pero pudo soltar lo que estaba tejiendo e intentó gritar, pero la voz no le salía, no podía. Parecía que alguien le apretaba su bella garganta. No
tenía fuerzas y estaba a punto de desmayarse. Sin embargo, logró mantenerse más o menos
estable.

De repente, todo cambió. En la pared de su dormitorio había una foto. En la foto
había un bello joven de ojos azules, con una mirada intensa y una piel muy morena, iba
vestido de marinero con una camisa blanca que resaltaba el azul de sus ojos y un pantalón
negro que lo hacía mas atractivo. El joven la miró y le tendió sus manos y sus ojos azules se
clavaron en los ojos de Gala, que se quedó paralizada y rígida. La fuerza que desprendía era
sobrenatural. Gala sintió sus frías manos, el chico la levantó con un solo movimiento y ella no
supo qué hacer, no lo podía creer, no entendía lo que estaba sucediendo. El joven, el
amor de su vida había regresado, la estaba salvando. La había levantado y allí estaba ella, de
pie, con el pelo suelto, con su hermoso camisón de seda cuyo color blanco radiante la hacía
aún mas bella y misteriosa.

Sin embargo, su sorpresa llegó al darse cuenta de que no podía caminar. Sus piernas se
quedaron rígidas, parecía que eran algo independiente de su cuerpo.

Dirigió su pie derecho para dar un paso, pero le fue imposible. Lo intentó de nuevo, pero esta segunda vez tampoco pudo moverse. Definitivamente, estaba paralizada. Tenía miedo, quería
pero no podía.


Su ventana la cual estaba pintada de un verde esmeralda precioso y luminoso, se había cerrado. El barco velero con sus velas blancas ya no estaba. El cielo había desaparecido y ya no había mar, ya no había nada. Todo estaba muy, muy, muy oscuro y en la habitación solo estaba ella y por su mente pasó la idea de que todo aquello había sido un sueño, un mal sueño. En definitiva, que no había pasado. Había sido tan solo una mala experiencia o por lo menos eso creía Gala.

Pero en ese momento, cuando intentó despertar de su sueño, una mano fría y blanca acarició su pelo rubio y rizado y un aliento frío, recorría todo su cuerpo. A pesar de todo, la sensación era muy buena, pero a la vez le aterraba. No sabía si abrir los ojos y girarse o solamente disfrutar de aquella sensación. Gala decidió disfrutar del momento, aunque no lo había pensado demasiado. No obstante, creía que era lo mejor.

Al final, decidió girarse y entonces la sorpresa fue total. No podía mover ni un solo
músculo. Tenía mucho miedo, no podía moverse y la sensación fue terrible. Respiró muy hondo, y sin saber de dónde sacó las fuerzas por fin se giró.

La mano que en un principio la había acariciado, ahora la cogía muy fuerte. Su miedo y su
debilidad se fueron cuando delante de ella, el joven que era marinero, el del cuadro, el amor
de su vida, al que perdió un día y que creía que no volvería a ver jamás, estaba cerca, muy
cerca de ella. Su corazón latía muy fuerte. Los latidos los sentía en su garganta, en su pecho, en todo su cuerpo y este latido la llevó a un mundo muy raro, un mundo diferente,
sobrenatural.

Gala cerró los ojos y se acercó al joven, quería besarlo y lo besó. Ella era...
estaba muy feliz. Había soñado con ese momento durante años. En esa felicidad, no se dio
cuenta de que la mano del joven subía a su cuello como si fuese una serpiente. El joven
apretó tanto, tanto que la dejó sin respirar. Ella no pudo reaccionar, pues el ataque había sido inesperado, así que pensó que lo mejor era gastar el último momento de su vida con el hombre al que había amado tanto y que ahora estaba intentando asesinarla. No podía.

Lo último que escuchó Gala fue un intenso “Lo siento” , procedente de la boca de su asesino.


La ventana de Gala se abrió y, cuentan los vecinos del lugar que, una nube azulada y gélida,
salió aquel día por la ventana y con movimientos raros (muchos dicen que tenía forma de
mujer) se dirigió al mar para no volver jamás. Desde aquel día, lesa ventana no se abrió en mucho tiempo.


Pasaron los años y la vivienda de Gala se puso en venta. Los del pueblo sabían que aquella casa
era extraña. Nadie la quería comprar, pero un día llegó al pueblo una chica extranjera. Se
parecía mucho a Gala. Llevaba un vestido largo, blanco, de encajes que realzaba su
figura. Tenía el pelo largo, rubio y rizado. Se paró en la única taberna que había en el pueblo
y preguntó por la casa de Gala. El camarero le dijo que estaba en venta, que había permanecido cerrada desde hacía muchos, muchos años y que nadie la quería comprar.

Ania, que así era como se llamaba la chica, se quedó extrañada. No entendía cómo una casa
tan bonita, preciosa, bella no había sido vendida. Esa casa sería para ella. Mientras, los vecinos le decían que estaba maldita, pero ella no creía en esas cosas y decidió seguir adelante.
Ania compró la casa, ni siquiera la visitó, la quería para ella y la consiguió. Cruzó la puerta con su maleta. Ya era suya y estaba dispuesta a disfrutarla durante toda su vida.

Al entrar, sintió un frío enorme, un frío que paralizó todo su cuerpo. Miró hacia la pared y vio una mancha donde antes había habido un cuadro. Todo estaba exactamente igual, no había cambiado nada desde el día que Gala había desaparecido.

Ania solo necesitó limpiar, cambiar las sábanas y colocar las cosas a su gusto.
Cayó en la cama y se quedó dormida rápidamente, había tenido un día muy ajetreado.
El sueño fue reparador pero a la vez muy extraño. En su sueño una joven muy guapa,
atractiva, bella, paseaba por la playa descalza, con su vestido mojado y su pelo al viento, pero
al girar la cabeza, su cara no estaba, era un hueco negro sin rostro.

Ania se despertó muy asustada, sofocada, sudando, con la respiración acelerada. Se levantó de la cama, bebió agua y se recogió el pelo.

De repente sintió miedo, mucho miedo y sus ojos se lanzaron a la pared y... allí estaba un
cuadro donde había un hermoso joven de ojos azules y vestido de marinero. Su corazón se aceleró, sintió que todos los vellos de su piel se erizaban. Se asustó, pero aquellos ojos le transmitían tranquilidad. Giró la cara y volvió a mirar el cuadro y ahora estaba hipnotizada, en tan solo tres segundos se había enamorado de aquella mirada tan expresiva.

Pasaron los días y Ania seguía mirando continuamente el cuadro, amaba, adoraba, extrañaba
a aquel joven, era el amor de su vida. Preguntó al pueblo por él, pero nadie sabía nada, nadie conocía al joven de los hermosos ojos azules. Un día, mientras Ania paseaba, decidió volver a casa, se sentó en la cama y miró el cuadro.

Se quedó dormida y un frío enorme la despertó. una mano helada le tocó el cabello, ella
sintió el aliento del hombre que había salido del cuadro, quiso besarlo y lo besó y las manos
del marinero se fueron a su cuello. Sabía que iba a morir, pero no le importó. La historia se
repetía.

Ania también desapareció. Definitivamente, la ventana de Gala nunca más se volvería a abrir.


Julia Pachón Durán. 1º ESO A


Ser nueva no está tan mal



Capítulo 1: ¡Hola, nueva vida!


Hola soy Mikaela. vivo en Doncaster, un pueblo en Inglaterra. No, no vivo sola. Vivo con mi hermano Louis, mi madre Johannah y mi padre Daniel. Mis padres apenas están en casa por su trabajo. Se la pasan viajando. Yo y mi hermano vamos a la escuela Hall Cross Academy. Se puede decir que allí en la escuela soy la más popular no solo por ser muy sociable, sino también por mis notas. Mi hermano es el más popular, es el capitán del equipo de futbol y se puede decir que nuestra vida era perfecta hasta hoy...Esta mañana…


Me desperté por el molesto ruido que producía mi maravillosa alarma. Hoy, Viernes 8 de Marzo, por lo tanto mis padres volverían de un largo viaje de negocios. Me levante, porque... no, todavía no me había levantado... y fui hacia la habitación de Louis a levantarlo.
    Louis, despiértate o llegaremos tarde le dije balanceándolo.
    —Cinco minutos más, por favor dijo tapándose con la almohada.
    Louis, levántate ya si no quieres que tire tu nueva laptop por la ventana amenacé
cogiendo la laptop y acercándome a la ventana.

    —¡Nooo! dijo levantándose de un salto—. Ya voy.


Se acerco a mí, me quitó la laptop, la colocó en su escritorio y se dirigió al baño. Vale, después de esto que es lo más normal de mi día a día me fui a ducharme y a prepararme para la escuela. Me puse el uniforme que consistía en una falda de cuadros roja y verde con una camisa blanca. Encima de la camisa llevaba la chaqueta y una corbata.


Me peiné dejando mi pelo suelto y me dirigí a la cocina a preparar mi desayuno y el de mi hermano. Llegué a la cocina y preparé unas tortitas y unos cola-cao. Louis bajó ya con su uniforme preparado para desayunar e irnos. Terminamos nuestros desayunos y nos fuimos al coche de Louis para llegar a tiempo a la escuela. Cuando llegamos eran las 7:50 por lo tanto quedabann 10 minutos para que empezaran las clases. Me despedí de Louis con un beso en la mejilla y entre a la escuela donde estaban mis amigas hablando.

    ¡Hola! dijo Abby corriendo a abrazarm. Abby es mi amiga desde que tengo memoria. Es alta, de piel morena, pelo rizado de color marrón por debajo de la cintura, ojos marrones y delgada.
    ¡Holi! dijo mi otra amiga Medoly. Melody es bajita, de piel blanca, pelo negro por debajo de los hombros, ojos azules y tiene muchas pecas. También es delgada.

    ¡Hola! les respondí a las dos.


Nos fuimos hasta las taquillas para coger nuestros libros e irnos a clase. Según yo todavía teníamos tiempo, así que nos pusimos a hablar. Entonces Abby nos dijo:
    Eh chicas, ¿sabéis que llegamos tarde? preguntó.

Miré la hora y ¡oh, por Dios! Eran las 8.00 a.m. Si llegábamos tarde a trigonometría. No es mi clase favorita, pero la sobrellevaba gracias a Mr.Berewood. Se podría decir que es el mejor maestro de esta escuela. Salimos las tres corriendo hacia la clase. Para nuestra suerte el maestro aún no había llegado, así que nos sentamos en la tercera fila y esperamos a que llegara. Llegó a los dos minutos y empezó su clase.

Dos horas después tocó el timbre del almuerzo. Esa sin duda era mi hora favorita. Salieron todos corriendo hacia el comedor, gracias a que mis padres eran los que mayores donaciones hacían a la escuela yo y mi hermano siempre teníamos nuestras mesas reservadas por eso yo y mis amigas no teníamos que salir corriendo. Recogimos nuestras cosas las dejamos en nuestras taquillas y nos dirigimos al comedor para poder comer.

En esa hora no ocurrió nada interesante. Pasaron la hora de Música, Arte y Literatura y por fin tocó el timbre de salida. Me despedí de Abby y Melody para poder irme a buscar a mi queridísimo hermano Louis. Nos subimos en su coche y pusimos rumbo a casa. El camino fue silencioso. Se puede decir que no hablo mucho con mi hermano. Llegamos a la puerta de casa que se encontraba abierta, y para nuestra sorpresa cuando entramos estaban nuestros padres esperándonos con los brazos abiertos. Corrí a abrazarlos a ambos al igual que mi hermano.
    Hola mis niños dijo nuestra madre dándonos un beso en la cabeza.
    Hola, mama, ¿Qué tal ha estado vuestro viaje? dije separándome de ella.
    Bien, gracias por preguntar miró a papá para a continuación decir: Les tenemos una gran sorpresa.

    Esperadnos aquí un momento dijo mi padre que hasta ahora se había mantenido en
silencio.


Subieron corriendo a su habitación y bajaron con un...¿sobre? Sí, o eso creo. Nos lo entrego y a continuación dijo mi padre “Vamos, abridlo”. Sin esperar ni un solo segundo lo abrimos encontrándonos con unos billetes de avión para Londres.

    ¿Para qué es esto? dijo Louis intrigado. Mis padres se miraron cómplices.
    ¡Nos mudamos a Londres! dijeron al unisono.

    ---¡¿Cómo?! dijimos yo y mi hermano para luego mirarnos sorprendidos.





Capítulo 2: Viaje en avión y llegada.


Después de estar casi una hora hablando con nuestros padres descubrimos que nos íbamos a la mañana siguiente muy temprano. Subí a mi habitación y empecé a prepararlo todo para irme. La idea no me disgustaba porque era, al fin y al cabo, mi sueño. Para entrar en una buena universidad tendría que viajar a Londres en un futuro. Empecé a meter mi ropa en una maleta, recogí todos mis productos de belleza, mis zapatos, libros, ordenador, mp3, móvil y por último mi peluche favorito que era un tigre blanco de ojos miel.

Cuando terminé, llamé a mis amigas para darles la noticia de que me iba a Londres. Primero llamé a Abby y después a Melody. Quedamos para vernos en veinte minutos en el parque de siempre. Dejé las cosas dispuestas en mi cuarto y me empecé a prepararme. Me di una ducha de unos minutos, salí, me puse mi vestido de flores favorito, unas botas negras, recogí mi pelo en una coleta y me puse rímel, un brillo suave con un tono rosa y me delineé un poco los ojos.


Esta vez iba a llegar la primera, ya que siempre solía llagar tarde. Le dije a mi madre que iba a salir, cogí mi bolso, mi móvil y puse rumbo al parque. Llegue cinco minutos antes y decidí comprar tres granizadas de limón. Las pagué y a lo lejos pude divisar a mis dos amigas corriendo hacia mí. Cuando llegaron les di las granizadas y les conté todo. Me dijeron que a la mañana siguiente irían a despedirse de mí. Pasamos toda la tarde de aquí para allá disfrutando de nuestra última salida juntas.

A las 21:00 me llamó mi madre diciéndome que volviera a casa que era muy tarde, me despedí de mis y me fui a mi casa.

Al llegar a mi casa, cené, me puse el pijama y me fui a dormir temprano para tener energías al día siguiente. Me desperté al sentir a mi madre dándome leves empujones y diciéndome que en dos horas salía nuestro vuelo, así que me dispuse a levantarme para poder irnos.

Me duché, me vestí con unos pantalones vaqueros, una camiseta azul y unas Converse blancas. Bajé a la cocina donde se encontraban todos desayunando.

    ¡Buenos días! dije sentándome alado de mi hermano y cogiendo una galleta de
chocolate.
    Buenos días dijeron mis padres al unísono.
    Hola dijo mi hermano, con cara de zombi. Desde luego lo suyo no es levantarse
temprano.


Terminé de desayunar y fui a mi cuarto a por mis maletas. Bajé y mi padre me ayudó a meterlo todo en el maletero. Arrancamos sabiendo que ya no volveríamos más a este pequeño pueblo donde habíamos llegado a crear muchos de nuestros recuerdos y a hacer muchos de nuestros amigos.

Cuando solo quedaban diez minutos para llegar al aeropuerto me llegó un mensaje de Melody en el que ponía que ya habían llegado al aeropuerto para despedirse de mí. Llegamos y a lo lejos pude ver a mis amigas que venían a despedirse. Para ser sincera nunca me han gustado las despedidas y esta me iba a gustar mucho menos. Fui hacia ellas para envolvernos las tres en un gran abrazo que duró tres minutos. Creo que ese abrazo fue suficiente para que Abby y Melody se pusieran a llorar y yo casi con ellas.

    No lloréis por favor les dije al borde del llanto.

    Toma me dijeron extendiéndome una caja color mármol. Queremos que la tengas tu para que no nos olvides.

Cogí la caja y nos despedimos diciendo que todos los días haríamos llamadas por Skype.


«Pasajeros con destino a Londres, embarquen por la puerta numero 6». Nos dirigimos a la puerta de embarque donde empezaría una nueva aventura. A mí y a Louis nos tocaron los asientos 25A y 25B. Louis en la ventanilla y yo en medio, ya que los asientos eran de a tres. En el asiento del pasillo no había nadie todavía. Antes de despegar un chico de más o menos la edad de Louis se sentó en el asiento libre de al lado mía.

    Hola dijo el chico—. Soy Niall, Niall Gallagher. —El tal Niall era rubio teñido, de ojos azules y por lo que vi también hacía deporte.

    Hola, yo soy Mikaela Tompson y él es mi hermano Louis dije señalando a mi hermano que miraba atento la conversación que estaba a punto de empezar.

    Hey dijo Louis saludándolo con la mano.

    ¿Y qué os trae a Londres si se puede saber? —preguntó con cierto interés.
    Claro que se puede saber, veras... vivíamos en Doncaster un pueblo alejado de todo,
pero por el trabajo de nuestros padres nos hemos tenido que mudar a Londres le dije con entusiasmo.     ¿Y tú? le pregunté yo.

    Igual que vosotros me vine de Irlanda por el trabajo de mis padres. Pero yo llevo ya desde el año pasado en Londres, así que si queréis os doy mi número y otro día os llevo a conocer Londres dijo sonriendo.

    —¡Oh, qué amable de tu parte! Y claro que sí, nos encantaría que nos enseñaras esto un poco. —Miré a Louis y le pregunté—: ¿Verdad que sí?

    Sí, claro que nos encantaría contestó Louis sonriendo.

    Pues si os parece bien, os doy mi número ya —nos propuso.

    Claro dije sacando mi móvil.

    Es +44 724 78 91 80 dijo mientras yo lo anotaba.

    Listo dije enseñándole el teléfono.

«Señoras y señores pasajeros abrochen sus cinturones. El avión está a punto de aterrizar», informó la azafata por los altavoces.


Después de que el avión aterrizara y nos despidiésemos de Niall, fuimos a por las maletas para marchar a nuestra nueva casa. Fuera del aeropuerto nos esperaba un gran coche con el cual nos llevarían hasta allí.


Tras una hora de camino paramos enfrente de una gran casa, que digo casa eso era una mansión. Ya entiendo porque nos hemos mudado aquí.

    ¿Os gusta? pregunto mamá.

    —¡Wow, es increíble! —exclamé sorprendida.

    Pues esperad a verla por dentro dijo papá con entusiasmo abriendo la puerta de entrada.






Capítulo 3: Nuevos amigos


Al entrar había una casa amplia de colores blancos y madera clara. Una gran cocina con una isla gigante, un salón con una tele que parecía la pantalla del cine, un gran sofá, lo que parecía ser un despacho. Supuse que ahí sería donde trabajarían mis padres cuando no estuvieran de viaje. También vi unas escaleras que subían al segundo piso donde había muchas puertas. Pero una de ellas fue la que llamó mi atención, ya que en ella estaba escrito mi nombre.

Imaginé que esa sería mi habitación. Entré y vi una cama de matrimonio gris y blanca, un escritorio blanco con los libros, el ordenador y unos lápices. Había dos puertas, una al lado de la otra: una era blanca y la otra de un gris un poco más oscuro que el de la cama. La puerta blanca llevaba hasta un baño equipado con una bañera enorme, lavamanos doble y un váter. Y la puerta gris llevaba a un gran vestidor con muchísima ropa. Empecé a ordenar todo para poder salir a explorar el barrio.


Una vez que terminé de ordenarlo todo me percaté de que se escuchaban risas en el salón, bajé corriendo para encontrarme a mi hermano, mis padres y a unos señores de su misma edad.
    —¡Oh, Mikaela! Ven. Te vamos a presentar a nuestros nuevos vecinos dijo mi madre.
    Hola, encantada de conocerlos los saludé. Y antes de que pudiera decir otra cosa más llegó un niño de la edad de mi hermano. Era alto, moreno, con el pelo negro, ojos miel y unas largas pestañas.

    Mikaela, el es Zayn. Es el hijo de los vecinos dijo mi padre.

    Zayn, porque no le enseñas el barrio a Mikaela y a Louis dijo su madre.
    Claro contestó Zayn dirigiéndose a la puerta con nosotros detrás.


Zayn es buena persona. Nos dijo que él también iba al mismo instituto que nosotros, nos habló de sus amigos y nos los presentaría al día siguiente cuando llegáramos al instituto. Nos estuvo enseñando el barrio un poco y luego nos llevó a cenar a Nando’s.


Yo y Louis habíamos hecho dos amigos, Niall en el avión y a Zayn, nuestro nuevo vecino. Como todavía no sabíamos dónde estaba el instituto, Zayn nos iba a venir a buscar por la mañana. Después de cenar nos fuimos a casa. El día venidero sería uno nuevo, por lo tanto, me puse el pijama, me acosté en mi cama y rápidamente caí en los brazos de Morfeo.


Me desperté por la mañana gracias al sonido de mi alarma. Me duché, me vestí y corrí escaleras abajo. Justo cuando iba a salir por la puerta.

    ¿A dónde vas? interrumpió mi madre.

    Al instituto dije un poco confundida.

    ¿No vas a desayunar? preguntó.

    me adentré en la cocina y cogí una manzana para después salir y ver a Zayn y a mi
hermano esperándome dentro del coche.

    —¡Vamos, sube o llegarnos tarde! dijo Zayn.

    —¡Voy! le dije subiéndome en la parte de atrás.






Capítulo 4: Instituto.



Llegamos al instituto, bajamos y como éramos nuevos, Zayn nos acompañó a la oficina del director a recoger las llaves de las taquillas y los horarios. A primera hora me tocaba Literatura. No encontraba la clase y... sí, me había perdido. Eso de ser nueva no se me daba bien. Iba corriendo por los pasillos cuando choqué con alguien haciendo que se me cayeran todos mis libros.

    Lo siento dije recogiendo mis cosas

    No, ha sido mi culpa. No iba mirando por dónde iba dijo una chica alta, rubia y de ojos azules, que llevaba unas gafas negras

    ¿Eres nueva?

    Sí, soy Mikaela contesté levantándome.

    Oh, encantada soy Michelle pero me dicen Mich me dijo

    Una pregunta, ¿Sabes dónde está la clase de Literatura?

    Sí, claro. Me toca esa clase. Así que supongo que somos compañeras dijo sonriente.


Mich me llevó a la clase y por lo que vi teníamos el mismo horario. Pasaron las horas de Literatura, Arte y Trigonometría para que luego sonara el timbre del almuerzo.
    Mikaela, te quiero presentar a unos amigos dijo Mich llevándome a una mesa donde estaban Zayn, Louis, y dos chicos más.

    Hola, Zayn -dijo Mich.

    Hola, Mich. Mira, él es Louis. Y por lo que veo ya conoces a Mikaela.

    Sí, vamos juntas a clase.

    Bueno, Mikaela, ellos son Harry... —Era un chico alto, de piel blanca, ojos verdes, y pelo rizado—...y Liam. —Un chico alto, pelo castaño, ojos marrones y piel blanca.

    Encantada les dije.

    Hola dijo alguien a mis espaldas.

Me di la vuelta para encontrarme a Niall. Así supe que él también iba a nuestro instituto.
    Hola Niall. No sabía que venías al mismo instituto que nosotros dije saludándolo.
    Hola Mikaela. Yo tampoco sabía que ibais a venir a este instituto.


Desde ese día en que nos conocimos todos hemos empezado a salir y a conocernos mejor. Nos hemos convertido casi en hermanos. Mich se ha vuelto mi mejor amiga, la que me ayuda en todo. Al fin y al cabo ser nueva no era tan malo como pensaba.


Marta Muñoz Ávila. 1º ESO A

 

TERCER PREMIO: 

 

El poder de la valentía


Alma nació sin ser querida. Era la pequeña de seis hermanos y se quedó huérfana de madre con tan solo tres meses. Su vida comenzó con mal pie y siguió siendo una traba durante muchos años.


De ella cuidó su hermana Ana que tan solo tenía nueve años, aunque la cuidó como si fuera su verdadera madre.


Con la muerte de su madre con tan solo veintiséis años empezaron los problemas. Su padre no sabía qué hacer con seis hijos y tomó una decisión muy importante y dolorosa: cuatro de sus hijos tendrían que ir a un internado quedando solo con él Ana y Alma.


Como en muchas familias existía una tía maligna, la tía bruja que decidió amargar a la pequeña porque la consideraba la culpable de la muerte de su madre. Con esta idea demostraba lo inculta que era, pues la mamá murió de tuberculosis y su vida se fue apagando poco a poco en tan solo tres meses.


Urraca, que así se llamaba la tía maligna el nombre le venía genial decidió encargarse del cuidado de la pequeña Alma, pero mas que cuidarla, como se ha dicho, se limitó a machacarla día tras día.


Mientras, el papá de Alma, Jacinto, luchaba a diario con sus demonios. Se sentía dolido y con remordimiento de haber dejado ir a sus otros cuatro hijos, comenzando así a llenarse de nubes negras que invadieron todo y cada uno de sus pensamientos.


Alma crecía y vivía a duras penas, no comía bien, mal vestida, pasaba frío y solo tenia como amiga a su hermana Ana.


A pesar de todo esto ella era feliz, quería vivir, crecer, ser libre y su imaginación la trasladaba a lugares con arcoíris lleno de animales mitológicos donde la paz y la armonía eran lo que predominaba.


En esa felicidad imaginaria, estalló la Guerra Civil Española, llegando así los verdaderos problemas para Alma.


Tenía tan solo seis años. A pesar de su niñez ya tenía que vivir una de sus experiencias más duras.


Alma se había criado en una pequeña iglesia del pueblo, un pueblo pequeño de bonitos campos de olivos y gente muy trabajadora haciendo de ese lugar su mundo ideal.

A pesar de todo, había momentos donde se encontraba muy sola, echaba de menos a mamá y su hermana Ana con tan solo quince años tenía que hacer de madre, de padre y llevar toda la casa. Papá estaba muy enfermo, ese invierno moriría y ambas quedarían a espesas de su tía la bruja.


No todo era malo. La familia decidió una noticia maravillosa: Carmen, la hermana perdida en el orfanato había aparecido. Fueron a buscarla y esa felicidad del principio se convirtió en una tristeza profunda porque Carmen venía muy delgada y enferma. Habría que intentar recuperarla de nuevo.

Alma era lista y salió corriendo para buscar a su padre y a su tío y decidieron esconderse en unos canastos gigantescos donde se guardaban las legumbres de todo el año para no ser capturados. Alma estuvo siete largos días ayudándolos y así pudieron sobrevivir.


Aparte de su infelicidad, ella era una joven preciosa de ojos grandes y marrones, nariz muy fina y un bonito pelo rizado negro y labios rojos como fresas. Sin embargo, constantemente soñaba con un sonido aterrador que hacían los soldados al entrar en la iglesia donde ella vivía. Buscaban a su padre y a su tío Rafael el capellán de la iglesia.


Con el tiempo, al acabar la guerra, los hermanos se volvieron a juntar en la casa de su tía y ya no solo era Urraca la que le hacía la vida imposible, sino que su hermano mayor también. La castigaban por cualquier cosa, no la dejaban salir y no iba al colegio porque la tenían como una criada.


La bella joven era la envidia del lugar no tan solo por su belleza también por su buen corazón, su amabilidad y su gran alegría.


Cuando contaba con catorce años, paseando por la calle principal, con una gabardina marrón que ella misma se hizo de una sotana de su tío, agarrada de los brazos de sus amigas, ve a lo lejos a un chico muy guapo que nunca antes había visto en el pueblo.


Bonitos ojos azules, tan claros que molestaban al que lo miraba, parecían transparentes, su pelo negro muy rizado y algo bajito. Ella pensó que era el hombre de su vida, sin pensar que él se dijo para sí mismo en silencio lo mismo: que era la mujer de su vida. Así comenzó su relación.


El joven José vivía en otro pueblo y su relación era difícil. Ella no tenía a nadie que la quisiera, solo José porque sus hermanos ya se habían independizado y por ello decidió marcharse a vivir con la familia del joven, otro error mas por parte de Alma.


Seguía siendo la criada, dormía en un camastro muy incómodo y había noches que se acostaba sin comer soñando todas las noches qué hubiese sido de su vida si su madre y su padre no hubiesen muerto. Todo habría sido diferente, distinto y se prometió a sí misma que si llegaba a tener hijos tendrían una feliz infancia. Lucharía por ello con uñas y dientes.


La casa de sus suegros tenía dos habitaciones, una pequeña cocina y un aseo solamente con un váter. Trabajaba hasta caer reventada, pero su idea era ahorrar bastante dinero para comprar un cerdito lechal, engordarlo, venderlo y con el dinero poder casarse.


No le salió bien. Los padres de su novio decidieron matar al cerdo para comerlo en la casa, con la mala suerte de que ellos tampoco pudieron comérselo. Extrañamente el cerdito se estropeó antes de guisarlo sin poder aprovechar nada.


Su pena era grande, pero no se dejo llevar. Amaba a José con todas sus fuerzas y decidió seguir adelante en su decisión de casarse con él.


Reunió el dinero necesario para tomar una habitación con cocina y baño comunitario y así un 17 de abril de 1955 llegó el momento más esperado para ellos.


Estaba preciosa. Ella misma se hizo un traje celeste como el cielo en honor al color de los ojos de su futuro marido y una preciosa pamela con los restos de costuras de donde ella trabajaba. Fue el día más feliz de su vida. La felicidad sí se puede medir: llegaría desde Sevilla al fin del mundo. Parecía que la vida les había dado un giro de ciento ochenta grados, pero nada más lejos de la realidad.

Alma quedó embarazada y en sus charlas nocturnas decían que querían tener dos hijos: una niña y un niño. El niño se llamaría José Luis y así fue. Nació en enero de 1956. Ese hijo tan esperado. Un rubio de ojos azules, idéntico a un niño de Dios, como ella decía. Ese bebé colmó de felicidad esa pequeña habitación donde dormían los tres.


Justo a los tres años llegó la niña. Una pequeñita y delicada Merceditas, en enero de 1959. Una muñequita, que según Alma era tan bella como la Virgen Niña.


Pero la alegría duró poco. Merceditas contrajo una enfermedad con tan solo seis meses, llevando a su padre a una profunda depresión, pero que con la ayuda de Alma, una mujer fuerte hasta el extremo, capaz de no dejarse amedrentar por nada, decidió luchar hasta sacarla adelante como así fue.


Por supuesto la enfermedad de la pequeña disparó los gastos del hogar. Médicos y hospitales eran sus salidas y José trabajaba día y noche para llevar dinero a casa. Con trabajo, trabajo y más trabajo fueron saliendo de esa situación tan precaria del principio y cuando ya Merceditas tenía diez años su vida era casi normal aunque con una pequeña minusvalía de por vida.


El esfuerzo de ambos tuvo su recompensa y pudieron comprar una buena casa.


José años antes había montado una herrería, aparte de su trabajo de la mañana, y esa le trajo un buen desahogo económico. Como gran persona que era le llamaban «el herrero de los pobres», ayudaba a cualquiera que viniese a su herrería. Llegó a ser muy querido por todo el pueblo.


Alma por fin era feliz y aún más cuando en 1969 y con Merceditas de diez años y José Luis de trece, nace Mara, un regalo para todos. No quedándose así, sino que dos años más tardes nació Carmen, la pequeña Meli para la familia.


Los años restantes no es que fueran maravillosos y gloriosos para la familia, pero sí que todo se calmó y la vida seguía su ritmo: problemas de adolescentes, estudios y salidas, como en cualquier familia, pero cierto que los cuatro hermanos eran buenos chicos.


José dejó de trabajar para dedicarse al amor de su vida los años que les quedasen, Alma, y ella, ídem de lo mismo.


Sus hijos formaron sus familias, tuvieron hijos.

A su biznieto le producía orgullo formar parte de esa familia y le daba las gracias a su bisabuela por ser una mujer tan especial, fuerte como un roble, preciosa de alma como su nombre. También le daba las gracias por el tiempo que pudo disfrutar de ella, aunque hubiese querido muchos, muchos más y a su bisabuelo le agradecía que le hubiera enseñado a su abuela a amar a sus hijos, recompensa que heredó de su madre y que esperaba poder ejercer con esa misma capacidad de amor hacia los suyos.


Rodrigo Rodríguez Martín. 1º ESO B